Lavado
nasal
El lavado nasal o irrigación nasal, es la práctica higiénica personal en la que la
cavidad nasal se lava para eliminar la suciedad y el exceso de mucosidad de nariz y senos paranasales
Defensa
La mucosa nasal protege al organismo frente a las agresiones externas al filtrarlas.
El olfato
Acondicionamiento
Caja de resonancia
Fisiología de la nariz
La nariz es un órgano muy importante del cuerpo humano. Cumple varias funciones esenciales:
Defensa
La mucosa nasal protege al organismo frente a las agresiones externas al filtrarlas.
El olfato
Gracias a los millones de receptores olfativos presentes en las fosas nasales, que permiten diferenciar miles de millones de olores distintos.
Acondicionamiento
La nariz acondiciona el aire que respiramos, humedeciéndolo, calentándolo y purificándolo antes de que llegue a las vías respiratorias inferiores.
Caja de resonancia
El sonido de la voz es una función de la resonancia de las fosas nasales. Cuando la nariz está obstruida y el sonido de la voz cambia, se habla de voz nasal.
¿Cómo
limpiar la nariz del bebé?
Los bebés respiran por la nariz y no hay que
hacer nada para facilitarles la respiración a menos que tengan la nariz obstruida
y esto les impida respirar.
En tal caso lo recomendable es limpiar
la nariz del bebé para que pueda respirar por ella y pueda comer sin
fatigarse (recordad lo que os cuesta masticar cuando estáis congestionados).
Vamos a ver cuál es la mejor forma de hacerlo
(o al menos la que más me gusta, ya que hay muchas maneras de hacerlo):
No siempre son mocos
Antes de explicar nada quiero realizar una
puntualización. No siempre que creemos que tengan mocos los tienen. Hay veces
en que se atragantan tomando el pecho o el biberón y se les queda un poco de
leche en las vías respiratorias.
Esto hace que al respirar se oiga un “crec,
crec” que nos haga sospechar un resfriado. Si supieran aclararse la garganta lo
solucionarían sin problemas, pero como no saben, se queda la leche en plan
“ascensor” hasta que se absorbe o hasta que les vuelve a la boca.
De todas maneras, si es leche, no la veremos
por la nariz, así que al no ver mocos no se la limpiaremos.
¿Cuándo
hacerlo?
No hay momento predefinido, ya que si el bebé
tiene la nariz obstruida y le está costando respirar y por lo tanto comer, lo
mejor es tratar de limpiársela un poco, sin embargo sí es cierto que hay
momentos en que el moco sale un poco más fácil, como después del baño,
cuando el vapor del agua fluidifica un poco los mocos.
El
suero fisiológico
Es la herramienta principal a la hora de
limpiar la nariz del bebé y la más utilizada. Se trata de agua a la que se ha
añadido sal para que esté en una proporción “fisiológica”, es decir, para que
se asemeje a los fluidos de nuestro organismo. Por eso es adecuado para lavar
cualquier zona del cuerpo, incluidas heridas, ojos, nariz y por eso se puede
administrar por vía parenteral (por la vena).
El suero fisiológico ayuda a deshacer
los mocos y a arrastrarlos para que el bebé los saque afuera o bien para que se
los trague. Sí, sé que os estaréis preguntando si no pasa nada porque se los
trague, así que os respondo: no, no hay ningún problema, si lo hubiera seguro
que los bebés nacerían sabiéndose sonar la nariz.
Diferentes
presentaciones
El suero fisiológico se puede comprar en
ampollas pequeñitas, que lo hace más cómodo e higiénico, en botellas grandes
(de 100 ml, de 500 ml, de 1000 ml,...) e incluso en aerosol, que al parecer
disuelve mejor los mocos.
Cuál es mejor es algo que cada madre debe
decidir. Lo importante es que a la hora de administrarlo no se introduzca nada
en el orificio del bebé (ni siquiera el aplicador del aerosol) para evitar que
se pueda hacer daño.
Calentarlo
primero
Este es un “truquillo” que me comentó una vez
un pediatra que funciona divinamente. Si aplicamos el suero en los bebés a una
temperatura similar a la de su cuerpo les molesta bastante menos que si lo
administramos frío.
Hice la prueba yo mismo (a veces me gusta
saber qué sienten) y estando caliente no me daba ni cuenta de que entraba el
suero hasta el momento en que lo sentía en la garganta, sin embargo, estando
frío, lo notaba enseguida en la nariz y la sensación era más molesta.
Para calentarlo es suficiente con tenerlo un
rato en las manos, en un bolsillo que contacte con nuestro cuerpo… (la mamá que
se lo explicó al pediatra se lo metía en el escote).
¿Cómo
hacerlo?
En caso de que utilicemos suero fisiológico
en aerosol lo máximo que hay que hacer es apoyar el aplicador en el orificio de
la nariz lo mínimo para hacer entrar el suero en ella.
La presión está limitada y adecuada a cada
edad, por lo que es difícil hacer daño con ella, sin embargo es peligroso si
tratamos de ajustar perfectamente el aplicador del aerosol al orificio del niño
porque toda la fuerza del aerosol irá directamente a la nariz (si no lo
ajustamos, parte de esa presión saldrá por el mismo orificio).
Comento el tema de la presión porque un
exceso de presión puede hacer que la mucosidad vaya hacia los oídos (y con
ella los microbios).
Lo ideal, dado que un aerosol tiene una
determinada fuerza, es hacerlo con el bebé acostado, con la cabeza girada hacia
un lado y administrar el suero en el orificio que queda arriba, haciendo lo
mismo con el otro orificio pero mirando hacia el otro lado.
Las jeringas, que se utilizan cuando se
compran botellas de suero grandes, no se recomiendan, porque es difícil
controlar la presión de la administración (muchas veces el émbolo cede de
golpe, aunque lo hagamos poco a poco).
En caso de utilizar las botellitas de suero
individuales lo ideal es hacer entrar el suero en la nariz como si de lágrimas
se tratara (gotita a gotita con buena puntería). Si lo hemos calentado un poco
previamente no se dan cuenta hasta que el moco y/o el suero les llegan a la
garganta.
En este caso sí se puede hacer con el bebé
boca arriba (si lo ponemos de lado será complicado instilar gota a gota),
aunque es fácil que tenga el reflejo de tragar, que nos haga expresiones de
“qué sabor tan raro” o incluso que tengan tos si el suero ha llegado un poco
más allá de la garganta. Lo ideal es que tras unas cuántas gotas lo pongamos de
lado o incorporado (aunque si lo incorporamos muy rápido puede ser que el suero
salga tal y como entró, casi sin tocar los mocos).
¿Se
aspira luego con una pera de goma?
Las peras de goma se utilizaban mucho
antiguamente, sin embargo no funcionan demasiado bien y pueden causar
problemas.
No se recomienda ajustar al orificio de la
nariz porque la aspiración puede ser demasiado fuerte y afectar a los oídos del
bebé y porque hay personas que presionan la pera dentro del orificio, para
luego aspirar, cuando la presión para hacer el vacío debería realizarse fuera
(menudo plan meter aire a presión para luego sacarlo).
El problema de esto es que si no se adapta al
orificio de la nariz no se consiguen demasiados resultados, por lo que hagamos
lo que hagamos, o no sirve de nada, o corremos el riesgo de hacerle daño al
bebé.
¿Y
con los aspiradores nasales?
De un tiempo a esta parte se han puesto muy
de moda los aspiradores nasales, que constan de una boquilla para el padre o la
madre, un tubo y un cabezal que se adapta a la nariz del bebé. En el cabezal
hay un filtro para limitar la presión de aspiración y para retener los mocos
que llegan (y los cabezales son intercambiables, claro).
Funciona bastante bien, aunque por
experiencia propia la aspiración, pese al filtro, puede llegar a ser excesiva.
Lo ideal es tener un poco de cuidado y aspirar suavemente y, si no salen
demasiados mocos, volver a echar un poco de suero fisiológico y volverlo a
intentar al ratito (que se mojen los mocos).
Vídeos sugeridos para el cuidado y limpieza de fosas nasales en niños
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